Viernes 16 de agosto

Antes de que nos olviden, dejaremos marcas en las paredes, señales de que estuvimos inconformes y sin embargo caminamos por esas calles que nos hacen sentir inseguras, pero esta vez salimos en grupo… no, en manada, para imponernos y que no se olviden que recorrimos unas calles de esta ciudad, dejando huella en sus paredes, brillantina en su asfalto, gritos en los testigos, ejemplo en algunas niñas, fotos en los diarios. Si, salimos queriendo quemar algunos sitios donde no se ha logrado entendimiento, empatía y transparencia. Si, salimos a pisar sus monumentos, símbolos de una historia que ya no es nuestra, por el constante manoseo gubernamental de héroes patrios, quienes también salieron a las calles y las llenaron de sangre. Ni siquiera esperen que nos sintamos mal por las quinceañeras que dejarán de tener aparador, para que el padre orgulloso muestre que su niña es mujer. Salimos a la calle con ganas de romper madres y cortar pitos. Salimos hartas del miedo acumulado, del odio acumulado, del silencio prolongado.
                                                                                                             Viernes 16 de agosto 2019

Lejos de hacer juicios entre los bueno y lo malo, quiero hacer empático mi enojo con el de otras y otros, con el precario proceder de autoridades no preparadas para un cargo, pero que tragan felices y asisten a eventos que solo quedan en mesas y foros. El enojo de leer a diario la forma en que se manejan las investigaciones en la capital y pareciera que los crímenes donde no quieren mayor ruido, los concluyen con aspectos pasionales, como si la muerte no fuera un acto pasional. Enojo ante la filtración de datos, para que la sociedad se juzgue y se apunte con el dedo, unos a otros y así no involucrar decisiones preventivas o jurídicas y solo recoger los restos. Enojo por las autoridades que no se involucran en pro de no reprimir, pero si permiten que a su paso, una masa de gente haga desmadres, ya que parece más barato repintar y limpiar, que solucionar crímenes e investigar de raíz.

Nos han desensibilizado por completo con tantas manifestaciones, con los documentales y videos captados por cualquiera, con el aumento de robos, abusos y asesinatos, con la violencia silenciosa, con los territorios perdidos en manos del crimen organizado, con el pago “de piso”, con tener en la familia a un sujeto que no respeta y violenta normas civiles, con nuestros brillantes políticos chapulines que solo se preocupan por el puesto en cada periodo de cambio y cuyo cinismo los lleva a una metamorfosis ajena a principios. Nos han hecho creer que salir a la calle no tiene mayor sentido, que generar desmadre, cierres viales y perdida económica a los locales cercanos. Nos hemos acostumbrado a las muertas de ciudad Juárez, al campamento por los 43, a los anti-monumentos que la sociedad coloca sin mayor impacto y ridiculizamos si una chica baila como protesta. Mientras solo miramos, las carpetas de investigación, llenas de tomos y folios solo sirven para llenar cuartos oscuros, siendo el homenaje perfecto a los muertos no identificados. 

Los dirigentes políticos solo nos piden calma ante los asaltos en transporte público, confianza al salir a la calle con miedo, nos anuncian felices en el discurso y por redes nos incitan a pelearnos entre nosotros, entre hombres y mujeres, entre pobres y ricos, entre güeros y morenos, entre putos y heteros, entre putos y lesbianas, entre feministas y feminazis, entre los buenos y los malos, los chairos y fifís. Nos han desensibilizado para difundir entre nosotros críticas por su cuerpo feo, gordo, viejo, calvo, amorfo, mal vestido, mal cogido, mal habido, mal comido… olvidando el dialogo constructivo.

Nuestra ciudad es un individuo complejo, al cual se le reta a diario con obstrucciones en sus arterias, pero nos las arreglamos dando una vuelta larga. Padecemos cáncer con metástasis sin tratamiento, pues a quien contratamos de encargados del bienestar, siguen sin establecer protocolos preventivos y adecuados para frenar, contener y erradicar. Nos ofendemos si alguien nos tatúa quejas sobre la histórica piel gris, pero vivimos desangrándonos a diario, confiando que un “sana… sana, colita de rana” y tres días de tratamiento con memes, harán que nuestra salud mejore. La falta de capacidad y acción es muestra, de que aquellos que están al frente, no tienen la menor intención de involucrarse con ésta ciudad y sus malos modos.

Merecemos transparencia de procesos y que éstos cuenten con candados que eviten filtraciones difamatorias y de ajuste de cuentas, requerimos empatía y presencia de los responsables de ésta ciudad y de los casos. Merecemos atención inmediata, respetuosa y justa en las denuncias. Y si el camino la ley no lo tiene contemplado, requerimos reformas legales, actores políticos nacidos de sociedad civil y con credenciales académicas que respalden y no favoritismos, parentescos u oportunistas con reflector. Si la ciudad requiere ser rayada o cubierta de brillantina por mujeres, es porque lo existente tiene mal aspecto y los hombres hemos contribuido con ello. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

8 de marzo, celebrando la diferencia

La secu 64

Música mala... música mala!!