Bajo, sobre, entre el arcoíris
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No es sorpresa que en el mes del
orgullo, las voces se confronten con lo que cada uno de nosotros considera
correcto para proyectar del mundo gay y las expresiones sean diversas,
complementarias o de silencio ante la incongruencia. Este año en la CDMX se
cumplen 40 años de expresión en marcha, la cual ha modificado la impresión
social al respecto, sin que esto haya eliminado términos como “ridículos”
“putos exhibicionistas”, “degenerados”, “exóticos” y “maricones o afeminados
buscando llamar la atención”. Si, se ganó visibilidad, se lograron derechos,
se han incluido a muchos no gays en los carros alegóricos, pero tristemente la
homofobia sigue presente por muy progresista, izquierdista e incluyente que sea
la ciudad y ante eso, realmente no se ha hecho una campaña masiva. Si a eso le sumamos el hecho de que las enfermedades de transmisión sexual siguen incubadas en "el grupo colorido" y que muchos desconocen portar cualquiera de ellas, el silencio y censura social seguirá señalando al diferente.
A título personal, la marcha
tendría mayor impacto, si contara con una logística y objetivos claros, así como temporales, lo que significaría que a lo largo del año se evaluaran avances o áreas de
abandono y sobre ellas girar la organización y el enfoque, independientemente
que los asistentes quieran ir con pluma, lentejuela, tacón y maquillaje o ir
como visten a diario y viven en la mayoría de los casos la homosexualidad (con
jeans, playera y tenis). Pero lejos de cualquier discurso político, la marcha del orgullo es una
experiencia que se tiene que vivir seas o no parte de los coloridos, si eres homosexual puedes descubrir el sentido de
liberación en aquellos que invierten en vestuarios o en su cuerpo, para atraer
miradas y olvidar por un día la opacidad cotidiana. Descubres que no estás
solo, que hay cientos, miles igual que tú y que la diversión no significa
exceso sexual o de sustancias, si no de abrazos con amigos enfiestados por un punto común.
Puedes maravillarte con las historias de familias sanguíneas que apoyan o
familias por elección que abrazan y acompañan y ver que existen parejas estables que
deciden cada año tomarse de la mano y seguir avanzando juntos y a la par. Puedes notar
instituciones de lucha y defensa, aquellas que dan reconocimiento y otras que
aprovechan para anunciarse como “gay friendly” y atraer el dinero rosa que
indudablemente se mueve y genera impacto.
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Las marchas han perdido sentido e impacto en esta ciudad cuyos movimientos sociales son tantos y tan necesarios de expresión, que hemos llegado a desensibilizarnos de lo que sucede, pero la expresión multicolor será una fiesta necesaria, hasta que las cosas cambien y dicho evento sea en verdad una fiesta de reconocimiento al trabajo hecho en conjunto.
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