Diamantina en el ojo gay

Ser gay, vivir la gayicidad, confiar en lo homo por ser un plus de vida, aceptar como viene el mundo arcoiris y sus productos de consumo… ¿en serio?. No puedo simplemente tragarme todos los productos por venir un logo gay en su propaganda y lamentablemente el estereotipo de lo homo, lo reforzamos todos de manera inconsciente y abarca lo que portamos, compramos o aplaudimos.

Es lamentable que la homosexualidad siga ligada a vicios y que parezca que todos tenemos que estar inmersos. El uso de drogas para divertirse, el consumo de alcohol para curar el despecho y la inhalación de poppers para gozar cuerpos, son ejemplos de esa asociación peligrosa de la comunidad y parece que más allá de “saber disfrutar la fiesta”, se encubre la realidad difícil que muchos pasan y lamentan tener que aguantar todos los días.

Y si hablamos del aspecto, una de las frases motivacionales (o no) en el grupo homo es “como te ven, te tratan” y por ello me alimento saludable y poco equilibrado (siempre a dos vomitadas de mi peso ideal), me envicio de ejercicio, consumo orgánico, pienso en los trucos quirúrgicos, visto ropa exclusiva de aparador, invento nuevo estilo de cabello –o muero en el intento-, busco mantenerme joven y trato de subrayarme. Pero además hay que agregar la actitud de inalcanzable, ingenioso y controlador del entorno, para que no exista detalle imperfecto en mi forma de relacionarme con los demás, por que ¿si saben? ser gay es lo máximo que me pudo pasar en ésta vida y si reencarno, quiero que sea en alguien gay.

Poco preocupa la personalidad y la proyección correcta de nuestra imagen real y cotidiana, por ello en las redes sociales podemos lograr lo que en vivo probablemente jamás haríamos, por pena, por inseguridad o por que nuestra personalidad no es de esa forma. Y esta bien proyectar lo bonito que tenemos, pero cuando las imágenes es, siempre lo mismo, no nos sorprenda que algunos nos crean conocer como la palma de su mano amorosa. ¿Cuántos de nosotros tenemos diversas personalidades acorde a la red social?

Y si hablamos de opinar negativamente o criticar algo que no nos parece, nadie nos gana en lo ingenioso y creativo de las respuestas en modo perra brava encerrada. El sarcasmo, la crueldad, mas las ganas de joder se mezclan y crean un lenguaje digno de cuadrilátero. Lo peor de estos casos es llegar al punto muerto de una discusión y acabarla con críticas sosas indicativas de edad, sobrepeso, calvicie y mal gusto.

En donde si tengo revoltura de estómago, es cuando algún “hermano puto” defiende a capa y espada a su estrella pop o se mal viaja reportando sus pasos y sus logros. Pero lejos de llegar a acuerdos acerca de quien es la diosa plus ultra del pop, lo triste es cuando juran amor por aquellas personalidades que, gracias al mal gusto y el ridículo, son o las hacen famosas y éste es un mal generacional que consume basura de la red, que hace viral a individuos por una frase. ¿En serio tenemos que ser quienes hagan de la basura arte, en verdad nos tenemos que identificar con aquellos que no aportan nada? Es triste escuchar cuando alguien cita en exceso a las personalidades sin talento, ya que gracias a nuestro apoyo o “like”, explotan a estas personas y nos ofrecen productos lastimeros al doble, si, que lastiman y dan lástima. Aplaudo que ahora existan las plataformas que permitan proyección, sin gran respaldo en producción, pero desgraciadamente se abusa de esta herramienta y lo peor es que se observe algo por morbo y no por impacto positivo.


Los extremos son peligrosos y más si nos dejamos llevar sin digestión previa, sin lectura de letras chiquitas o sin preocuparnos por lo que otros ven y no solo aquello que nos hace felices y ser así. La idea sería fortalecer la imagen homo, marica, gay o jota de nosotros mismo, buscando un equilibrio que nos permita ver  el riesgo de nuestros amores o desamores y asumirlo si es necesario. No considerar que lo gay tiene que relacionarse con el drama en alguna de las vertientes, habrá que considerar que la vida ofrece la posibilidad de construirse o rearmar estructuras con base en un plan y no solo como lo indica el manual mamado en el entorno. La propuesta es asumir que todos somos responsables de la imagen que proyecta la comunidad y que requerimos ser honestos con nosotros, para proyectarnos auténticos y susceptibles de errores, años y en ocasiones de mal gusto. Saber que lo gay no es siempre una historia bajo el arcoíris y a veces la diamantina es peligrosa cuando cae en el ojo.

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