A Don Eus

En la semana la noticia de que te ibas alteró todo un poco. Eres uno de los seres cercanos en mi vida y es curioso, ya que si analizamos tu forma de ser, la cercanía quedará en duda.

Eres una persona que ama la vida y es por ésta razón que tu agonía es larga, pero no dolorosa. Dentro de ti hay una voluntad que te mantiene aún aquí y que batalla a diario contra tus 92 años que se vivieron bien. Eres de esos hombres que se fueron formando conforme la vida te daba lecciones. Trabajador, soñador, alegre, buen amigo, deportista, de buena sonrisa y excelente plática.

En 1979 nuestras vidas coinciden, tu siendo mi abuelo y según comentan, siendo uno de los familiares que de manera constante venía a ver como crecía su chipilu. Mis recuerdos a partir de ahí son varios, pero siempre con buen humor. No se si eras permisivo o en verdad no te preocupaba lo que se nos ocurriera a los nietos en tu casa, recuerdo una vez que brincamos en tu cama (tu diste permiso o no lo impedías), me caí y mi cabeza fue a dar contra el buró. Los llantos hicieron que aparecieras y en vez de un acostumbrado apapacho, me levantaste, revisaste mi cabeza –no había herida grave-, me tomaste del brazo y me sentaste a lado tuyo en el sillón y continuamos viendo la televisión. No hubo consentimiento extra.

Más tarde y conforme iba creciendo, la relación entre nosotros iba y venía de mil formas, recuerdo alguna vez que te hice compañía mientras cambiaban los forros de los asientos de tu carro –en el que siempre sonaba en la radio el fonógrafo- y para quemar el tiempo nos fuimos a comer garnachas. También aquellas veces que ya compartías tu bacacha blanco y platicábamos como amigos y hasta me servías la caminera o la cuba para llevar. Jamás olvidaré los festejos en donde cantábamos y tu eras el centro de alegres canciones como aquella de Concha la de las gordas o la puerca pinta. No sabes como agradezco a la tecnología el poder contar con esas grabaciones.
 
Pero no tengo recuerdo de que me preguntaras en algún momento por cuestiones más personales o si yo pensara algo al respecto. Tu tienes principios de cómo llevar la vida y uno de ellos era el respeto, aunque esto en muchas ocasiones significaba tu lejanía al respetar pero no aceptar alguna diferencia. No te involucrabas en peleas o discusiones y tampoco fuiste quien decidiera de manera puntual e impertinente. Jamás te escuche decir ni una mala palabra o un albur. Bromas siempre usaste, inventaste palabras que adoptaste como parte de tu ser, como chipilu y Eus.

Yo he pensado mucho en ti desde hace tiempo y en esa reflexión no podría asegurar si fuiste el mejor padre, abuelo, suegro o tío, pero puedo asegurar que eres un excelente amigo y por ello tal vez nos duela tu partida de otra forma. Llenaste tus días de grandes momentos en solitario gracias a tus amigos y el alpinismo, el beisbol o jugar dominó en las cantinas, dejando la parte familiar a lado, sin desobligarte de ellos. Recuerdo que al morir tus grandes amigos te deprimiste muy fuerte, pero al día siguiente te veíamos nuevamente con tu sonrisa. Puedo asegurar que fuiste un gran esposo, comprometido con esa historia hasta que murió mi abuela y decidiste que a partir de ahí varias cosas debían apagarse y te aislaste demasiado (para mi gusto) y no tomaste la batuta que ella había dejado.
Eras un excelente conversador, las historias siempre estaban llenas de esos momentos mágicos o increíbles que solo tu podías resaltar y si el tema fuera La Villa (tu lugar de infancia y adolescencia) tus ojos se iluminaban y tu corazón era franco al rememorar todo lo visto. Fuiste un caballero y un hombre bien vestido, con una pulcritud eterna. Fuiste honesto contigo y con el resto. Eras un hombre fuerte y que a todo mundo le caías bien. Extrañaré verte, escucharte y sobre todo hacer chirrín al chocar los vasos con ron y brindar en las reuniones. Hacia donde tu mente te este llevando, te deseo la mejor de las aventuras, de nosotros no te vas. A donde se vaya tu alma se que será un lugar muy alegre y con demasiada luz. Te amo abuelo.

Comentarios

  1. Querido Don, te leo y comprendo lo mucho que tienes en común con tu abuelo. Tomaste o heredaste? Trabajador, soñador, alegre, buen amigo, de buena sonrisa y excelente plática, el gusto por los ratos de soledad y también lo mucho que podía disfrutar con la familia y amistades, el gusto por los tragos, (Sólo te faltó lo deportista).
    Tuve el enorme placer de compartir una de esas reuniones familiares en casa de tu tía Luz, era un domingo de Diciembre y la cita era una reunión por la corona de adviento, pude ver a tu abuelo en todo eso que menciones y fué un gran día! Lo amé cuando empezó a cantar y todos cantamos con él y nos alentaba a hacer los coros de una canción muy divertida.
    Recuerdo también que en una de las primeras veces que convivía con tu familia al momento de despedirme le dí la mano, él me miró y sin decirme nada, sólo giró la cabeza y con su dedo me señaló su mejilla, me faltaba darle su beso.
    Pero sobre todo eso, hay 2 cosas que compartes con tu abuelo: Ser honesto contigo y los demás (pese al gusto o disgusto que ocasiona esto) y lo más importante todo... SER AMANTE DE LA VIDA.

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