
Nuestra
caótica ciudad es en ocasiones un paraíso eventual, una utopía social que
permite tener en la misma semana todo tipo de eventos en donde la gente se
reúne y es. El caso es encontrarse entre la oferta defeña.
Los
domingo por ejemplo, en la avenida reforma nos reunimos algunos que buscamos un
espacio para andar en bicicleta, patinar, caminar, correr, pasear a los perros,
a los niños, sentarse a mirar al resto andar o unirse aun grupo de gorditos
haciendo ejercicios en bola y sudando felices y desinhibidos. Y la verdad uno
puede pasar un domingo muy agradable en esas calles y sus alrededores.

En
las rejas de Chapultepec se pueden apreciar diversas exposiciones de
fotografías, en la columna de la independencia se puede apreciar a las
quinceañeras tomándose fotos con sus chambelanes y padres orgullosos. Si se
continúa por reforma puede uno ver todas las glorietas que adornan la avenida y
hasta se aprecia un gran número 43 en rojo, haciendo referencia a los
“desaparecidos” de Ayotzinapa. De hecho a partir de ese punto y sobre reforma
la vista cambia, la economía y degradación social se hace presente y comienzan
los edificios viejos de Tlatelolco, para empezar la calzada de Guadalupe que es
enmarcada de miles de negocios de todo tipo, hasta coronarse con la Basílica.
De ahí, el retorno es algo feo, así que pocos llegamos hasta allá y cuando esto
sucede, no queda más que pedalear con mucho ánimo para pasar ese tramo amargo.
Del
caballito de reforma hacia el centro la situación cambia, ya que la alameda
siempre es un escenario de todo y nada. El mercado de curiosidades que rodea el
monumento a la unión de los capitalinos tras los sismos de 1985; los chavos en
patines haciendo piruetas y videos; los noviazgos eternos en las bancas de la
alameda, así como las muchachas de apoyo doméstico que lucen su vestido,
peinado, maquillaje y sonrisas de descanso. El monumento a Juárez invadido por
alguna protesta, promoción o graduados; el palacio de Bellas Artes, punto de
encuentro de ricos y pobres con el arte, además de turistas y selfiseros.

Pero
hablando de los que vamos, te puedes encontrar de todo, familias completas,
solitarios hipsters, deportistas de tipo constante, de domingo, de anabólicos,
de primera vez, de exhibición. Mujeres altas, bellas, feas, gordas en leggins
extremos, sencillas, fodongas, muy bien combinadas, sonrientes, muy serias,
sabrosas, ablandadas, desinhibidas, ensimismadas. Chavos varoniles, jotos
lucidos, fodongos de domingo, padres cómplices cuidadosos u olvidadizos de sus
críos, metidos en sus audífonos, crudos, loquitos, guapos, feos, chaparros,
chilangos extremos y otro tanto sofisticados. Hay de todo y hasta se nota el
contraste en la inversión hecha en outfit de todos los que asistimos, muchos en
pasarela y otros en la clásica fodonguez dominguera.

Y si
hablamos de los vehículos utilizados no termino, pues hay joyas del ayer,
maravillas de hoy y rarezas de siempre, existen bicis que se doblan (como la
mía), de ruedas amplias y enormes, de uno o grupales, con canastilla para el
bebé, el perro, el radio, la mochila o bolsa. Existen las exóticas decoradas y
aquellas no tradicionales, que su marcha no es a través de pedales y están a
ras de piso. Así demostramos que en la ciudad existen diversos

Así
los paseos en transportes impulsados por energía de piernas, manos o por padres
que acompañan a los chiquillos, se convierte en un recorrido que puede hacerte
olvidar tus problemas
y rutina o que
sirve para ir armando historias respecto a todos los que te rodean, como la
ocasión que me tocó mirar a un perro, el cual llevaba una cámara en el dorso de
su pechera ¿pará qué quiere el perro registrar su paseo de domingo? o aquella
ocasión que un chavo sacó su violín y una bocina, buscando ganarse unas monedas
al interpretar el Ave María.
Si
no has vivido la experiencia, te invito a unirte un domingo y ser parte de los
chilangos que disfrutamos cerrar calles, andar en grupo y vivir de otra forma
la ciudad.
Tengo que hacerlo!!
ResponderEliminar