Humor Mx
El humor ha dejado de ser un asunto de risa a partir de este año, a causa de un nuevo discurso que hipervigila el motivo de la carcajada. El nuevo diálogo del humor pretende romper paradigmas sobre el origen de la risa y pone en reto a todo aquel encargado de hacer comedia, pero también al que la consume, siendo obligada la pregunta ¿porqué me causa gracias “X” comentario o situación?
El humor mexicano tiene un punto evidente de partida en las carpas en los años 30s, siendo una voz crítica del gobierno y consuelo común de un pueblo oprimido y pobre. Quienes ejercían la comedia en estos foros ambulantes, tenían la habilidad de la pronta respuesta ingeniosa y agresiva-ofensiva, para tener el control de las risas (tal vez ese sea el origen del stand up que conocemos ahora). De ahí surgen figuras icónicas como Cantinflas, Tin Tán, Clavillazo, Resortes, el Mantequilla, la guayaba y la tostada, quienes atraen capitales significativos y logran llevar a sus personajes a la pantalla grande, siendo la entrada de “los peladitos y marginados” a la vista pública nacional. Todos ellos demuestras resiliencia, sortean exitosamente situaciones de cualquier tipo, resaltan los valores del barrio y son figuras de exportación.
En general y desde ese inicio, el humor tienen estrecha relación con aspectos físicos (sobrepeso, delgadez, estatura, formas de caminar o bailar extravagantes), vestuarios comunes rayando en el descuido económico y sobre todo un vocabulario curioso con identidad sectorial. Sin querer fijan estereotipos del mexicano y provocan la risa fácil con recursos pobres.
El humor se hermana con la televisión, surgiendo la clasificación del humor: infantil (capulina, chiquilladas, el Chavo), familiar (Tin Tán, la india María, Chespirito, Anabel), para adultos en familia (Mauricio Garcés, Cantínflas) y para adultos donde se incluyen desnudos (cine de ficheras y albur). Los tres primeros se volvieron plato fuerte de entretenimiento en la mesa familiar, siendo los estereotipos el pan de cada día, que retratan a cada miembro familiar, generando modelos erróneos, pero de fácil asimilación por un público que no critica lo que consume cada vez que prende el televisor. De entre los retratos familiares cobran importancia Ortíz de Pinedo, María Victoria, Evita Muñoz, Cesar Costa y se instala (hasta la fecha) Chespirito con sus diversos personajes que a final de cuentas contaban el mismo chiste una y otra y otra y otra vez. Por la noche gozan de horario estelar el Loco Valdés (quien sufre censura al llamar “Bomberito Juárez” al Benemérito de las Américas) y el equipo de La carabina de Ambrosio.
Pero sin importar el modo de contar el chiste, en México el humor se basa en aspecto físico, las clases sociales y sus defectos en el habla o su lenguaje peculiar, sin olvidar los recursos de golpes, frases que se convierten en slogan, vestimentas de mujer, de ancianos, de héroes torpes, escolares estereotipados (cachun-cachun), trabajadoras de oficina o de labores domésticas, etc. En general la vulnerabilidad social provoca risa, reafirma identidad y rige lenguaje social que se instala en el contexto social hasta la fecha.
Aparece una nueva oleada de humoristas que hacen sketches de crítica política y social como La Caravana (de donde surgen personajes como Brozo y Margarito) o ¿Qué nos pasa? de Héctor Suárez. Otros explotan creatividad casi infantil, como el Güiri güiri y otros más, se encargan de la barra de humor en una televisora y navegan entre el humor simple y de doble sentido como Eugenio Derbez. Así como otros que su humor no puede ser transmitido y se vende en casetes, como con Polo Polo.
Una década mas tarde aparece el stand up, como una nueva reivindicación del humor simplón, retomando el ingenio inmediato y acorde a las reacciones del público. Las cosas que se cuentan, por lo general son desgracias, torpezas de valor o falta de conocimiento, se mantienen los estereotipos sexuales, físicos (el cojo, el ciego, el gordo) y además retrata desde adentro la cultura por región territorial. Y si, abordan temas que antes eran tabú, pero se sigue explotando los prejuicios del modo de ser de las mujeres, los machos, los homosexuales, los norteños, los niños ricos, las guapas o feas, y todo eso, bajo el cobijo de foros que existen por el gusto de pagar por escuchar experiencias iguales o peores a las nuestras.
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Ahora, el reírse de los grupos vulnerables ha comenzado a molestar a las nuevas generaciones, que también viven discriminando a los originarios de pueblos indígenas, glorifican a los privilegiados por lucir realidades para la mayoría inalcanzables y festejan las buenas acciones de algunos que lejos de provocar risa, causan un rato de distracción en plataformas como youtube. Demostrando que su preparación en el tema tiene huecos, como cualquier cuerpo humano.
Sin pensarlo, las nuevas generaciones han provocado una nueva división del humor, ahora basada por el poder adquisitivo de quien lo consume, por el mensaje de identidad o por la irreverencia al decir las cosas sin filtro, pero lo anterior no aleja a los nuevos humoristas de los recursos básicos del pastelazo, el golpe físico, el abuso sobre otros o la crítica a la compleja realidad.
El reto ahora es aprender a consumir un humor sano o que provenga de los sitios que normalmente son usados como motivo de risa. Confiemos que el resultado sea gracioso.
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