Adiós

Cuando decides y aceptas
que partirás diciendo adiós,
no puede haber lamentos
y ni siquiera será recomendable
voltear un poco buscando rostros,
ahora confiarás en tu mirada
la dirección que te brinda
e ignoras el sonido de la duda
que rebota en tu mente,
así te despides sin reclamos,
sin odio, sin extrañar nada.

Cuando partes, confías en lo que eres,
tienes  y te han hecho sentir
para andar sin más que eso,
contigo fragmentado
aceptando piezas perdidas,
cicatrices familiares,
besos que se irán borrando
al enfriar su temperatura
y abandonar su forma al sostener
ese diálogo salivoso
que ahora no tiene retorno.

Cuando decides decir adiós
hazlo definitivo,
sin reencuentros tontos
y reencarnaciones clandestinas,
sin pensar demasiado
di adiós tomando tu cuerpo,
prometiendo no girarlo atrás
simplemente te vas sin buscar alivio,
sin evidenciar que duele, partes decidido
sin martirio o historia de batalla épica
ya que al final… has perdido
al decidir no confiar
en esa voz, palabra, caricia, latidos
y poesía pueril que en su momento te atrapó.

Partes sin muebles, sin complicidad, sin cobija
te vas con lo que llevas puesto
bueno o poco abrigador,
lo haces con  lo que te hace partir
sin buscar ruidos o silencios largos
sin música que ambiente tu partida
sin marcas que tatúen y puedas añorar.

Te alejas sin sed
sin motivos para odiar,
te marchas aprendiendo
que silencio guardarás para tu propia oscuridad,
partes sin tocar
ese día que fue deleite entero
o aquel donde inició ese gusto culposo,
partes olvidando lo bueno
lo haces sin dejar nada intermedio
nada pendiente
sin tentación de más lectura
sin querer que el otro volteé,
estire una vez más su mano
y acaricie tus ideas y colores –como sabe hacerlo-.

Cuando decides marcharte
partes en silencio,
sin suspiros o violencia lagrimal,
sin buscar encallar en sus labios,


partes y no vuelves más.

Comentarios

Entradas populares de este blog

8 de marzo, celebrando la diferencia

La secu 64

Música mala... música mala!!