No quedarse con las ganas

La vida realmente es corta como para no vivirla o mantenerse mucho tiempo en pausa, hay que abrir ventanas y puertas, dejar que la luz, el viento entren, que algún ser vivo se meta en la sala y comiences a platicar o a darle de comer. Vale la pena animarse y tomar a otro para iniciar una sesión de besos en el asiento trasero de un carro, besar con sonrisa y pausas para respirar. Reencontrarte con alguien para abrazarse fuertemente y no querer soltar su cuerpo latiendo. Todos nos toparemos con limites, que por salud o esquema social nos pongan un poco el freno, pero será mejor llegar a casa a gritar ¡lo hice! a estar en soledad contando los hubiera.



Las ganas, los deseos, los sueños, si son compartidos serán mejor. Y vamos incluyendo los deseos poco usuales como el hecho de no tener hijos, por que realmente eso no es importante para llevar una vida plena. Incluyamos las ganas de conocer nuevas historias, tomar un libro, cambiar la estación de radio, reírse con extraños en el transporte público y ser cómplice de alguien entre miradas. Incluyamos las ganas de mentar madres y decir “vete mucho a la verga” a quien ya te tiene harto y te va sofocando con sus ideas o actos.

Algunos querrán compartirse siempre y se vale, otros ase irán aislando y encontraran la paz que el resto quisiera. Habremos otros que nos entrelazaremos en múltiples historias con finales inesperados, divertidos, lamentables, lacrimosos, existencialistas, creativos, ilícitos, absurdos y hasta con pérdida de tiempo, por que hasta en esos momentos estas aprovechando la vida.

El secreto será responsabilizarse de la honestidad de tu decisión y evitar desgastes anímicos a causa de las dudas y remordimientos. Aceptar que no somos perfectos y que en ocasiones cargamos con una serie de pendejadas en la maleta imaginaria que portamos a diario por la vida y ante las presiones atesorar demasiado o decir que otros tienen la culpa de lo que hay adentro. No, el asunto es viajar ligero y cargando lo necesario para el hoy y ahora, así evitaremos herencias, malos entendidos, mal sabor de boca, absurdos sueños y tontas canciones dedicadas.

La vida es corta para limitarse y no probar alimentos exóticos, cuerpos diversos, labios rotos, corazones golpeados, ropa ridícula, colores y texturas emocionantes, caminatas hacia ningún lugar, espacios en solitario para no pensar. Es breve como un latido, respiro, parpadeo, jadeo, gemido, ladrido, nombre con final en vocal, la afinación de cualquier nota musical. La vida apenas sabe cuando seguro se va y por eso importa disfrutarla hasta la última gota que resida en una copa de cristal que tomes con la mano derecha antes de decir salud.


La vida no te pertenece, te la prestan para que aprendas a vivirla, no te aburras demasiado pronto y que los excesos sean los más deliciosos momentos que puedas compartir.

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