Llegas y viene el sol. (Historia de Hilos rojos vol. 2)
Sin duda alguna eres la persona con la cual me identifico, encuentro y refugio. Eres cómplice, confidente y caballero aliado de batalla. Contigo sin miedo, sin filtros, sin cuidar formas, con franqueza y absoluta sinceridad, aunque duela. Eres mío, soy tuyo, somos latido sonoro, vivo y arrítmico en general, porque para qué tratar de ser idénticos o similares. La coincidencia es gracias a redes sociales, las palabras atractivas, fotos compartidas y ese humor que nos caracteriza y enamora. Esa palabra nueva que proporcionaba para ampliar vocabulario. Tu ingenio te hizo atractivo y las charlas fueron cada vez más fluidas, íntimas, nuestras. Tu cumpleaños fue el pretexto para agendar cita y vernos en un café (luego una cantina) y de igual forma, fue una fecha que generaría ruido en los años siguientes. Incrementamos la convivencia, nos volvimos cercanos y comunes a los espacios personales, se sumaron las andanzas por ésta ciudad y para los amigos se hizo evidente que estábamos juntos....